jueves, 19 de marzo de 2015

San José

José de Nazaret  fue, en el cristianismo y según diversos textos neotestamentarios, el esposo de María, la madre de Jesús de Nazaret y, por tanto, padre putativo de Jesús. Según los Evangelios, era de oficio artesano, lo que ya en los primeros siglos del cristianismo se concretó en carpintero, profesión que habría enseñado a su hijo, de quien igualmente se indica que era "artesano" (Marcos 6:3a).  Se ignora la fecha de su muerte, aunque se acepta que José de Nazaret murió cuando Jesucristo tenía ya más de 12 años pero antes del inicio de su predicación. En efecto, elevangelio de Lucas menciona a «los padres» de Jesús cuando éste ya cuenta con 12 años, pero no se menciona a José de Nazaret en los Evangelios canónicos durante el ministerio público de Jesús, por lo que se presume que murió antes de que éste tuviera lugar. Las Escrituras señalan a José como «justo», que implica su fidelidad a la Torá y su santidad.
La figura de José fue contemplada y admirada por diversos Padres y Doctores de la Iglesia y es hoy objeto de estudio de una rama particular de la Teología, la Josefología. La exhortación apostólica Redemptoris custos, escrita por Juan Pablo II y publicada el 15 de agosto de 1989, es considerada la carta magna de la teología de San José.
Numerosos autores cristianos, varios de ellos doctores de la Iglesia, se refirieron a lo largo de la historia a José de Nazaret. Sixto IV (1471-1484) introdujo la festividad de San José en el Breviario romano, e Inocencio VIII (1484-1492) la elevó a rito doble.
También desde el comienzo de la Orden de Frailes Menores, los franciscanos se interesaron en José de Nazaret como modelo único de paternidad. Distintos escritores franciscanos desde el siglo XIII al XV (Buenaventura de FidanzaJuan Duns ScotoPedro Juan OliviUbertino da CasaleBernardino de Siena, y Bernardino de Feltre) fueron sugiriendo progresivamente cómo José de Nazaret podría convertirse en un modelo de fidelidad, de humildad, pobreza y obediencia para los seguidores de Francisco de Asís.
Sin embargo, fue Teresa de Ávila quien dio a la devoción a San José el espaldarazo definitivo en el siglo XVI. Esta mística española relata su experiencia personal referida a José de Nazaret en el Libro de la Vida.

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